Cómo conseguir la eficiencia en la gestión financiera de una empresa
Contamos los factores claves a tener en cuenta para las empresas que buscan una gestión financiera eficiente que les permita generar muchos beneficios sin tener que endeudarse por el camino.
Una buena gestión financiera pasa por tener el control de todo lo que ocurre en la empresa, controlar los gastos, conocer el estado de cuentas y hasta tener la capacidad de abstracción para proyectarse en nuevos escenarios, tanto buenos como malos en base a estas cuentas.
El emprendedor que sabe comprender las cuentas anuales de la empresa ha puesto la base para una buena gestión financiera, sin embargo existen otras claves a tener en cuenta para conseguir que un negocio vaya viento en popa crematísticamente hablando.
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Controlar el fondo de maniobra o “working capital”
Hay que controlar el fondo de maniobra que no es más que la diferencia que hay entre los capitales permanentes y el fijo activo. Los fondos de maniobra o working capital son los que permiten medir la capacidad de las empresas para seguir desarrollando su trabajo.
Para calcularlo se deberá conocer el activo corriente del que forman parte las existencias de una empresa que puede llegar a vender, explotar o consumir y ser convertidas en dinero -líquido- en un plazo no mayor a un año, y al activo se le suma el dinero en el banco o las inversiones. Este activo corriente se debe contraponer al pasivo corriente, el conjunto de obligaciones y deudas de un negocio a corto plazo.
Aunque no existe un resultado estándar para garantizar que fondo de maniobra es el adecuado para garantizar el futuro de una empresa, hay que tomar decisiones financieras en base al resultado de este.
Controlar los flujos de caja o “cash flow”
Otro factor clave para conseguir una buena gestión financiera empresarial es controlar los flujos de caja, el cash flow en el lenguaje económico internacional. El cash flow habla de la diferencia entre los pagos y los cobros de una empresa por periodos cortos de tiempo y puede ser muy fluctuante.
Lo idóneo es controlar el ritmo de entradas y salidas puesto que si los clientes pagan a seis meses y la empresa paga a tres a los proveedores, o se juega con fondos propios o la empresa se puede endeudar.
Hay que saber equilibrar esta balanza en beneficio de la empresa, pero también hay que ir controlando los beneficios y hacer comparativas con los que en su día se estipulan en el plan de negocios y sobre todo analizar su composición.
¿Por qué analizar su composición?
Debido a que es muy distinto obtener beneficios de las actividades empresariales ordinarias que de hacerlo de liquidar valores inmovilizados.
Hay que saber diferenciar entre beneficio y caja. En los beneficios se encuentran los ingresos, lo que se está vendiendo, pero sí se cobra, por ejemplo, a 180 días, no se tiene dinero para afrontarlo. Hay que tener en cuenta que mientras que el beneficio no es más que un concepto básico para la contabilidad, sólo la caja es real.
Analizar y evaluar la rentabilidad de la empresa
Otro factor clave es analizar y evaluar la rentabilidad de la empresa ya que una cosa es tener margen pero otra muy distinta es tener rentabilidad, porque mientras el margen es algo que se plasma entre ingresos y gastos en las cuentas de resultados, la rentabilidad mide la eficiencia.
También es esencial medir bien el rendimiento económico y reflejar los costes en los precios de los artículos o productos, teniendo en cuenta no solo el margen directo de beneficio sino también las imputaciones sobre los productos que pasan por la promoción, el transporte y demás.
Un modo de generar ingresos se consigue aprovechando el régimen impositivo, ya que se trata de ayudas coyunturales, no de largo plazo, que pueden ser usadas.
Controlar los cobros y comparar los gastos con los del sector que se representa también es importante, como lo es tener una idea global del negocio sin perder de vista lo concreto de la gestión financiera de una empresa.